martes, 15 de enero de 2008

Hacia un trabajo empleo y salarios dignos

En momentos cuando los espacios de diálogo y concertación se reducen, cuando se sustituye la búsqueda de la verdad por la imposición de intereses particulares, cuando se menosprecian a los trabajadores y sus organizaciones; cuando ante los grandes problemas que desafían a las frágiles democracias, a los pocos espacios de libertad y a las precarias condiciones de justicia social, se intentan imponer decisiones arbitrarias; cuando la práctica política no contempla el consenso, cuando se pierde la capacidad de escuchar las diferencias. Exijo ser escuchada como ciudadana que sufren día a día la violación del derecho al trabajo digno.

Quiero ubicar mi aporte en tres dimensiones: una primera como base conceptual para un consenso, una segunda orientada a compartir un diagnóstico de nuestra realidad, y una tercera dedicada a reflexiones en el marco de la temática o desafíos que nos presenta esta Conferencia.


1.- En un intento por crear una base de consenso sobre algunos elementos primarios y unos conceptos básicos.

1.1.- Creo que no podemos dudar, de las aspiraciones que todos tenemos, del derecho que nos asiste, de vivir en paz, en democracia y en libertad, de construir y avanzar hacia el desarrollo integral de todas las personas, de nuestras familias, de nuestros pueblos y naciones.
Para nosotros, la persona humana es el centro ineludible de todo el quehacer social, y el trabajo humano, el centro vital de toda acción económica, social y cultural.

Hablamos de desarrollo integral, porque agotar esta dimensión de integralidad del desarrollo a la mera categoría de crecimiento económico, implica repetir los errores pasados y presentes, que nos han llevado a tantas injusticias, marginaciones y exclusiones, conducentes a poner en peligro la democracia, la libertad y la paz.

1.2.- A pesar de los esfuerzos, conscientes o inconscientes, de intentar retrotraernos a un pasado de barbarie donde imperaba únicamente la ley del más fuerte, y la fuerza se medía exclusivamente por la violencia o la posibilidad de acceder a medios de destrucción, debo creer que a todos los presentes nos anima el reconstruir o profundizar, un efectivo estado de derecho, que no es el derecho de los estados.

Mejor dicho, creo que todos deseamos vivir en sociedades respetuosas de las personas, donde impere la plena vigencia de los derechos y libertades establecidos, donde nadie dude de aplicar y respetar las Constituciones Nacionales, los Convenios y Recomendaciones de la OIT y los Pactos Internacionales que nuestros Gobiernos han suscrito en el ámbito internacional.
Esto nada tiene que ver con los discursos a que muchos nos tienen acostumbrados a nivel de las Naciones Unidas y de tantas Cumbres cuyos resultados mas que esperanzas aumentan nuestras dudas. Se habla de derechos y libertades que no son ningún regalo, sino el patrimonio de los trabajadores y nuestros pueblos, y en el marco de instrumentos de justicia que estén vacunados contra la impunidad y toda forma de manipulación.


2.- Si podemos compartir estos elementos de base, debemos intentar asumir una realidad que, aunque debemos reconocer puede visualizarse desde ángulos diferentes, presenta características objetivamente inexcusables.

2.1.- Nosotros lo sufrimos, pero son el SELA (Sistema Económico Latino Americano), como la CEPAL (Comisión Económica de Naciones Unidas para América Latina y el Caribe), que en sus recientes estudios se refieren, después de la década perdida de los años 80, a partir de 1997, al inicio de una segunda década perdida, caracterizada, en términos generales por la pérdida del crecimiento económico, una reducción sensible de la inversión (interna y externa), por un aumento del desempleo, por una política fiscal orientada a la reducción de los gastos y servicios de los Estados junto a un aumento impositivo centrado en el consumo.
Como consecuencia de ello, y causa simultánea de agravamiento de este proceso, se genera una creciente contracción del consumo, aumento de la marginalidad y la exclusión social, y un peligroso ensanchamiento de la brecha que entre pobreza y riqueza, ha caracterizado a la región latinoamericana.

Sin lugar a dudas, no somos la región del mundo más pobre, pero sí la más injusta en cuanto a la distribución de la riqueza.

2.2.- Yo me refiero al fracaso de este modelo de desarrollo, de sus límites y contradicciones y en especial, del fracaso de las políticas impuestas a nuestras naciones por los organismos financieros internacionales.

Más allá de los eufemismos y las auto justificaciones retóricas, para nosotros se trata de un problema de honestidad. Si partimos de una definición integral del desarrollo que debemos promover, y el resultado de las políticas nos llevan a mayores desigualdades y a un decrecimiento económico, debemos reconocerlo, cambiar las políticas e ir a un modelo alternativo de desarrollo.

Esa es la base de reflexión y propuestas que en Marzo del año 2000, una delegación de la CLAT presentó al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional y al Banco Interamericano de Desarrollo. Hasta la fecha estamos esperando la respuesta que nos prometieron.

2.3.- Cuando comenzamos a denunciar la existencia de un nuevo paradigma ideológico neoliberal, no se hicieron esperar las críticas, adjudicándonos exageraciones o intentos de justificar falta de adecuación a la modernidad, y otras etiquetas prefabricadas.

Hoy ya no cabe duda que soportamos la imposición de un modelo de carácter ideológico, montado sobre la falacia de la muerte de las ideologías, transformado en pensamiento único y excluyente, que supera la bipolaridad producto de la posguerra, generando nuevos parámetros de poder.

Lo económico-financiero condiciona lo político, los agrupamientos continentales desplazan a los estados-nación, las corporaciones transnacionales asumen el control de las economías centrales y periféricas, de la inversión en nuevas tecnologías, la industria y el comercio armamentista condiciona la paz mundial, la cooperación internacional queda sometida a las supuestas leyes del comercio y del mercado, los organismos económico-financieros asumen un rol determinante que condiciona el rol y compromiso político de las Naciones Unidas.

2.4.- Paralelamente, debo reconocer que en Latinoamérica nos enfrentamos, desde hace bastante tiempo, a una crisis generalizada en lo político, en lo económico, en lo social y cultural. Una crisis de dimensión integral que se expresa, en forma particular y preocupante en lo político, por la persistente pérdida de identidad en el pensamiento, de creatividad en la elaboración de proyectos alternativos, y en muchos casos, quizá demasiados, por el imperio de la corrupción y la pérdida de la indispensable ética en la administración del Estado.

2.5.- No podemos eludir un desenfrenado e irracional camino hacia un suicidio colectivo, generado por el irresponsable deterioro del medio ambiente, notoriamente visualizado en la pérdida de la capa de ozono, en las crecientes lluvias ácidas, y en los progresivos cambios climáticos, producidos por el incesante uso de materiales contaminantes y nocivos a la salud.
No existe argumento alguno para justificar la actitud de las naciones más responsables, autodenominadas desarrolladas, principales generadoras de esta situación, y opuestas a los acuerdos de Río, de Kyoto, y recientemente responsables de condicionar la cumbre de Johannesburgo.

Una sola nación, los Estados Unidos, que se auto erige en ejemplo y gendarme mundial, es la responsable de producir el 36% del anhídrido carbónico que está destruyendo la capa de ozono, con el consecuente recalentamiento de la tierra.

2.6.- Creo que también podemos compartir que el factor más condicionante de cualquier modelo de desarrollo, es la deuda externa.

Un problema que nunca fue un tema económico, sino esencialmente político, porque constituye un factor que profundiza y eterniza la dependencia de nuestras naciones, sujetándolas a los dictámenes de los centros de poder económico y financiero mundial.

Es la triste historia de nacer debiendo para morir pagando, ya que cada latinoamericano que nace hoy, sólo por el hecho de hacerlo en tierra latinoamericana, nace debiendo casi mil quinientos dólares.

Si sabemos leer la historia, Alemania nunca pagó la deuda de la primera guerra mundial, Inglaterra nunca le pago a Argentina y a Uruguay la deuda que contrajo a fines del siglo XIX, y el Presidente Carranza de México en pleno proceso revolucionario decidió no pagar su deuda externa y finalmente sólo pagó un 40% con varios años de gracia y en una forma que facilitaba la reinversión del ahorro interno con fines productivos.


3.- Si todos podemos compartir este diagnóstico, nosotros podemos adelantar algunas reflexiones, como aportes en la búsqueda de condiciones que faciliten un camino alternativo de desarrollo integral.

3.1.- Quiero comenzar con una clarificación que considero fundamental, que está en la temática central de esta Conferencia, y es componente esencial de nuestro pensamiento, tanto cuando abordamos el tema del empleo, como cuando, desde nuestros principios y valores asumimos la centralidad de la persona y del trabajo humano.

Esa clarificación se refiere a los conceptos de "empleo" y de "trabajo".
Es natural que cuando desde el pensamiento neoliberal se hace referencia al trabajo, se utilice el concepto de empleo, porque se parte de una concepción materialista, individualista y mercantilista, del rol de la persona entendido como individuo, y del trabajador no como persona sino como "recurso humano", por supuesto mas barato de los recursos materiales.

Para nosotros el "empleo" es un espacio que los seres humanos ocupamos en la estructura económica de una sociedad, por el cual se recibe un contravalor monetario que, de acuerdo a los valores vigentes en cada sociedad, se supone que debería corresponder a una equivalencia en función del rol que ese empleo tiene, y en función de las necesidades individuales y sociales de quién lo ocupa.

En cambio, el "trabajo" constituye una función inherente a la persona humana, un derecho y un deber ineludibles, porque es un factor esencial de dignificación de la persona y dignificante para el resultado de su aportación, en producción o en servicio, al bien común.

3.2.- Algunos analistas consideran que la creciente reducción y la peligrosa generalización de la precarización y flexibilización de las condiciones del empleo, constituyen lamentables consecuencias, inesperadas del modelo, o como resultado de la deficiente aplicación de las políticas denominadas de ajustes estructural.

Nosotros nos inclinamos a considerar que tanto la reducción como la precarización del empleo, son elementos constitutivos del modelo, previstos en el diseño del mismo.
No es casual que para Fukuyama el "mejor sindicato es el que no existe", porque la organización de los trabajadores, más allá de sus condiciones y limitaciones, no puede renunciar "a priori", a defender con todas sus fuerzas, el sostenimiento de los niveles y condiciones de empleo.

3.3.- Si esto es así, y nosotros estamos convencidos de ello, no cabría, en el marco de la vigencia del modelo y las políticas actuales, un cambio sustantivo, más allá de mejoras tan parciales como superficiales a la problemática del empleo.

Deberíamos revertir las actuales tendencias referidas por el SELA y la CEPAL, es decir, generar un crecimiento estructural y sostenido sobre la base de una economía productiva y no especulativa, garantizar la reinversión de la renta en programas de desarrollo, promover una inversión en función de nuestros intereses y no los de las corporaciones transnacionales, aumentar los servicios del estado gravando las ganancias, especialmente las especulativas, reducir los gastos en defensa, seguridad y compra de armamentos para dedicarlos al desarrollo, declarar la moratoria de la deuda externa o negociar cambiarla por inversiones en desarrollo, etc, etc.
Pero estas políticas contrariarían los dictámenes de los organismos financieros internacionales.

3.4.- Con relación a la problemática del salario, o visto en forma más integral, como una mas justa distribución de la riqueza, es indispensable un cambio radical de paradigmas.
Hay que constatar que los países que muestran los más altos índices de desarrollo humano, como lo son los países escandinavos, Holanda, Alemania y otros, son los que invierten (no como gasto, sino como inversión) los mejores índices de servicios en salud, vivienda, previsión social, y los más altos índices de salarios.

Cabe aquí una distinción entre la concepción del capitalismo renano y el capitalismo anglosajón.
De cualquier manera, es obligante superar el paradigma del lucro desmedido y desregulado y la voracidad acumulativa.

3.5.- Si tenemos en cuenta estas dos últimas reflexiones, no parece posible, o en todo caso, nosotros no consideramos factible un cambio sustantivo en la problemática del empleo, de un trabajo digno y decente, y de un mejoramiento sustantivo en la redistribución de la riqueza, si no es en el marco de un modelo alternativo de desarrollo, que en forma equilibrada y responsable sea coherente con las enormes potencialidades que tiene nuestra región, y responda a las necesidades y aspiraciones colectivas de nuestros pueblos, en lugar de ajustarse a los dictámenes e intereses de los centros hegemónicos de poder transnacional.

3.6.- Si además consideramos los parámetros existentes en el campo internacional, y el bajo nivel de incidencia de nuestras naciones individualizadas en el mismo, estamos obligados a acelerar, en forma seria y responsable los diferentes procesos de integración, orientándolos en una dimensión integral que supere la casi exclusiva determinante económica, y en una perspectiva más regional que fraccionada.

Nosotros estamos profundamente convencidos en la necesidad de construir, y en términos perentorios, la Comunidad Latinoamericana de Naciones, que asumiendo en forma determinante la dimensión económica, responda en forma coherente a las necesidades de una integración política, social y cultural.

Una Comunidad Latinoamericana de Naciones que no excluya pactos o alianzas económicas con otras naciones o bloques de naciones en el contexto internacional, pero que se procesen con la fuerza que nos da el aprovechamiento racional de nuestras enormes potencialidades.

3.7.- En este contexto, estamos obligados a reflexionar, seria y profundamente sobre la propuesta del ALCA (Asociación de Libre Comercio de las Américas).

En primer lugar hay que distinguir que no se trata de una propuesta de integración regional, sino de la creación de un gran supermercado sin alma ni identidad, con profundas asimetrías, desigualdades enormes en el poder de decisión, y orientada a beneficiar a quienes detentan mayor poder y control económico.

Nos preocupa muy seriamente que a pesar de serios e importantes estudios realizados por el SELA, importantes exponentes de las clases políticas en la mayoría de nuestros países, conscientes o inconscientes, comprometidos con intereses ajenos o haciendo gala de una supuesta ingenuidad suicida, no sólo acepten, sino que se han convertido de impulsores de esta nueva estrategia de dominación.

Al igual que el modelo chileno de previsión social, o las nefastas políticas de privatización (que en los hechos han sido políticas de desnacionalización de patrimonios que tanto costaron a nuestros pueblos), se intenta imponer en forma inconsulta, lo que consideramos es una estrategia determinante e irreversible de dependencia y dominación.

No es el momento de profundizar, pero sería altamente aconsejable que, sin apasionamientos irracionales, ni prejuicios irrenunciables, podamos abrir, en el marco del tripartismo que anima a esta Conferencia, el análisis de este problema que tiene dimensiones que consideramos condicionan el futuro de nuestras naciones.

Quisiera dejar sobre esta mesa de diálogo algunas apreciaciones finales a propósito de nuestra experiencia desde el Movimiento de los Trabajadores.
Concebimos un Movimiento de Trabajadores que sobre la base de la organización de los trabajadores asalariados, es decir, del Movimiento Sindical, se proyecta respondiendo y aglutinando a los trabajadores en una dimensión integral, comprendiendo a los trabajadores en la economía informal, a las cooperativas, sectores campesinos, a los jubilados y pensionados, a jóvenes y mujeres trabajadoras, y a los trabajadores que viven en poblaciones marginales.
Hemos dado una importancia determinante a la formación integral de los cuadros dirigentes, desarrollando importantes programas de formación en el ámbito nacional, a nivel subregional, y hemos constituido, hace ya más de 30 años, la primera Universidad de los Trabajadores de América Latina.

Ello nos da la base para rechazar una negativa división entre quienes supuestamente piensan y deciden y otros que debemos aceptar y trabajar. Hemos realizado importantes esfuerzos y los continuamos en la elaboración de propuestas integrales alternativas a todos los niveles.
Es nuestro deseo que estos aportes, producto de nuestra experiencia como trabajadores y parte sustantiva de nuestras sociedades y naciones, no sólo puedan ser asumidos como elementos de análisis y discusión en esta Conferencia, sino que transmitidos a los Gobiernos y sectores económicos de la región, puedan servir de base para ampliar y profundizar el diálogo sincero y constructivo, en el camino de generar un futuro mejor para nuestros hijos.

Huelga de empleados

Asi como lo veremos en el siguiente video todos debemos exigir nuestros derechos, en este caso el derecho a un trabajo digno, todo desde una manifestación pacifica sin pasar por encima de los derechos humanos de los demas:





Promover el trabajo digno

Para reflexionar sobre la situación de pobreza y exclusión social nos hemos reunido doscientos militantes y simpatizantes de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), en la Casa de Espiritualidad de los Padres Paules, en Salamanca, los días 23 al 25 de Julio, acompañados por el sociólogo D. Víctor Renes Ayala, Director del Departamento de Estudios de Caritas, y D. José Javier Carmona Rodríguez, Master en Doctrina Social de la Iglesia. Las reflexiones de estos expertos unidas a nuestra experiencia de compromiso en los barrios obreros, en las fábricas, en las organizaciones políticas, sindicales, sociales y ciudadanas, nos han ayudado a poner de relieve las causas profundas de esta situación y nos han dotado de nuevas motivaciones para seguir trabajando por la justicia y dignidad a las que estas personas tienen derecho y de las que se ven excluidas. Como fruto de nuestras reflexiones nos dirigimos a la opinión pública manifestando que:

Denunciamos, El reparto injusto de la riqueza creada con el trabajo de todos.



Nuestra economía está creciendo a un ritmo importante, por encima del resto de los países de la Unión Europea. Sin embargo, la tasa de pobreza se mantiene inalterada en los últimos veinte años: entre el 20 y 25% de la población se encuentra bajo el umbral de la pobreza, de ellos, un millón y medio está en situación de pobreza severa. Esto quiere decir que la riqueza creada no está llegando a las personas que más lo necesitan, cuando se nos había prometido que la solución a la pobreza era crecer económicamente.

Denunciamos, La situación de trabajadores cuyos salarios no les permiten salir de la situación de pobreza.

El crecimiento de la economía ha propiciado también un crecimiento importante del empleo, que tampoco ha servido para reducir la tasa de pobreza. Hay un volumen importante de trabajadores que siguen siendo pobres a pesar de estar trabajando: En torno a dos millones de trabajadores contratados se encuentran bajo el umbral de la pobreza. La precariedad de muchos contratos genera indefensión y propician una situación en la que no se pueden reclamar los derechos. La pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores contrasta con el crecimiento desmesurado de los beneficios empresariales.

Denunciamos, La concentración de la pobreza en determinados grupos como los pensionistas, mujeres, jóvenes e inmigrantes.

Aunque la situación de pobreza afecta al 20% de la población, hay determinados grupos sociales que la padecen con mayor intensidad y duración: Pensionistas, especialmente los que perciben pensiones no contributivas y de viudedad; mujeres al frente de hogares monoparentales; jóvenes provenientes del fracaso escolar e inmigrantes o minorías étnicas.

Exigimos, Que la lucha, contra la pobreza y la exclusión social se realice abordando las causas profundas que la generan.

Si el crecimiento económico, el crecimiento del empleo y las políticas de inclusión social no han sido capaces de responder a este mal endémico, es debido a que la pobreza y la exclusión social es un problema estructural originado por cuatro procesos que la generan y desarrollan. Estos procesos son: La precariedad continuada que desemboca necesariamente en la pobreza. El desempleo prolongado que termina en la exclusión. La desocupación prolongada que termina en la desmotivación. Y la descualificación que termina en la exclusión. En el origen de una parte importante de la situación de empobrecimiento que padecemos están estos mecanismos estructurales ligados a la configuración actual del mercado de trabajo.

Exigimos A los partidos políticos, sindicatos, ONGs y entidades ciudadanas que aborden con decisión esta lacra de nuestra sociedad.

Debemos empezar reconociendo el fracaso en la lucha contra la pobreza y abordar el problema desde un profundo cambio cultural, que lleve a diseñar políticas al servicio de toda la persona y de sus familias garantizando unos ingresos que les permita vivir con dignidad mientras se abordan las causas estructurales que están en el origen de su situación.

Nos comprometemos A luchar para convertir la situación de los pobres y excluidos en un problema político.

Como Iglesia en el mundo obrero y del trabajo, nos exigimos y exigimos a toda la Iglesia una mayor radicalidad evangélica en la denuncia y en la lucha contra la pobreza. Y nos comprometemos a que nuestro trabajo en partidos, sindicatos, asociaciones ciudadanas y de la Iglesia propicie una manera de entender la pobreza como un problema estructural y político y no solo como un problema social, y como tal problema político exige decisiones políticas que corrijan los desequilibrios en la distribución de la riqueza, garanticen los ingresos necesarios hasta lograr su autonomía y no culpabilicen a los pobres de su situación.


Pedimos a Nuestro Señor Jesucristo que nos dé la fuerza y la sabiduría necesarias para anunciarle con nuestra palabra y testimoniarle con nuestra vida como la respuesta que puede humanizar la economía y la política poniéndolas al servicio de los pobres y excluidos.

Diez millones de jóvenes desempleados en América Latina

(Radioagencia NP).- El informe “Trabajo Decente y Juventud en América Latina”, divulgado el martes 4 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) muestra que el desempleo entre jóvenes en América Latina es casi tres veces mayor que entre los adultos.

El desempleo alcanza a diez millones de jóvenes entre 15 y 24 años en la región. Este número equivale a 16% de la fuerza de trabajo disponible en esta faja de edad. Entre los adultos, en cambio, el desempleo es de 6%. La OIT informa que otros 22 millones no estudian ni trabajan y más de 30 millones trabajan en la informalidad o en condiciones precarias.
La OIT advierte que los gobiernos deben crear políticas públicas para facilitar la inserción del joven en el mercado de trabajo, ya que los jóvenes condenados al desempleo, a empleos informales o a condiciones precarias de trabajo entran en un “círculo vicioso de pobreza y baja autoestima”.
Informaciones del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE), divulgadas en febrero por medio de un estudio realizado por el economista y presidente del Instituto de Pesquisa Económica Aplicada, Márcio Pochmann, muestran que hoy en Brasil 50% de los desempleados tienen entre 15 y 24 años.
El número de jóvenes desempleados simplemente se duplicó en el período que va de 1995 a 2005. El economista afirma que Brasil no consigue mantener a los jóvenes empleados por largo tiempo. Así, la juventud es la que más sufre con la estagnación económica brasileña.

Derecho humano al salario y al trabajo digno

Enviado por derechoshumanos
Investigadoras:
Ana Luisa Nerio, Salomé Almaraz. Con la colaboración de Angélica Gay

No hace falta decir que en México uno de los grandes problemas es la falta de empleo, tampoco hace falta decir que éste es una de las principales causas de la existencia de altos índices de pobreza y pobreza extrema en nuestro país. El gobierno actual sólo ha logrado generar 2 millones de puestos de trabajo, alrededor de 330 mil cada año en promedio, lo que deja, según datos del INEGI, a nuestro país con un déficit de 6 millones de empleos.

La administración del presidente Vicente Fox en estos días ha recibido diversas críticas como la de Eugenia Correa del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la UNAM, que considera que su sexenio concluirá en medio de fracasos para generar empleos y combatir la pobreza. La misma Organización Internacional del Trabajo (OIT), a través de su representante en México, Miguel de la Cid, advierte e n México existe "un déficit de políticas públicas" que vayan orientadas a la creación de empleos y no sólo a mantener la estabilidad de las variable macroeconómicas.


Asimismo, la OIT señala al gobierno mexicano que en nuestro país existe una Tasa de Desempleo Abierto de 4 por ciento con respecto a la Población Económicamente activa. Este alto índice de desempleo se resuelve en la mayoría de las ocasiones con empleos informales o con contrataciones no declaradas que se caracterizan por ser empleos en condiciones de baja calidad en cuanto que no dan prestaciones y pagan bajos salarios.

Los derechos humanos laborales significan la posibilidad de elegir libremente un trabajo que garantice condiciones satisfactorias y decorosas, con igualdad de oportunidades y con una remuneración en proporción igual al trabajo realizado, remuneración que proporcione como mínimo a todos los trabajadores: salario equitativo e igual por trabajo de igual valor, (debe asegurarse a las mujeres condiciones de trabajo no inferiores a las de los hombres, con salario igual por trabajo igual).

Desgraciadamente en nuestro país esto no sucede a pesar de que lo anterior es parte de las obligaciones del estado mexicano, que fueron adquiridas con la firma de diversos instrumentos internacionales como lo son el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, así como el Protocolo de San salvador. En México existe una alarmante disparidad de ingresos, tal y como lo denuncia el Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS), con un análisis elaborado con base en datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).

Este análisis destaca entre sus principales resultados que la población en pobreza extrema, equivalente a diez millones de mexicanos, sobrevive con aproximadamente 12.21 pesos al día. Otro 10 por ciento de la población con percepciones de 22.5 pesos diarios. Un segmento más, también equivalente a 10 por ciento, gana 30 pesos con 52 centavos al día.

Estas personas sufren de violaciones a su derecho a una remuneración que les permita la satisfacción de las necesidades de los trabajadores y sus familias, pues estos ingresos, que en conjunto involucran a aproximadamente 30 millones de personas, se encuentran por debajo de la mínima remuneración legal vigente en el país, que se ubica en 47.12 pesos diarios promedio y que al mes se traduce en mil 413 pesos. En el caso de las mujeres se complica más, debido a que en nuestro país aún existen signos de discriminación hacia el sector femenino. Por ejemplo en 2003 aumentó a 75% el número de las mujeres ocupadas que ganan menos de lo necesario para adquirir la Canasta Obrera Indispensable (COI). Según Luis Felipe López Calva, el ingreso salarial sigue siendo todavía un 20 por ciento menor para el género femenino. Mientras que en 2004 el 12.4 por ciento de las mujeres que laboran, es decir 1 millón 850 mil, ni siquiera reciben ingresos.

Según datos aportados por el INEGI el 38.8% de los hombre y 47.6 por ciento de las mujeres que laboran reciben hasta dos salarios mínimos, es decir un promedio de 87 pesos diarios. Si el 52.4% de las mujeres asalariadas reciben más de dos salarios mínimos, contra el 67.25 de los hombres, es decir que los hombres tienen más posibilidades de recibir un salario mayor. Las mujeres reciben ingresos menores que los hombres en términos generales, por lo que el monto de su pensión, calculada sobre los salarios devengados, será menor. Los ingresos entre los jóvenes de entre 15 y 19 años es menor al de los adultos, agravándose en el caso de las mujeres, quienes en promedio perciben un 40 por ciento menos.

Por si fuera poco, los salarios apenas logran sobrepasar los niveles de inflación en 1.9 puntos, de acuerdo a un análisis realizado por la consultoría Mercer Human Resource Consulting, lo que deja a los trabajadores con muy pocas posibilidades de tener una buena calidad d vida o de crear un ahorro a futuro parea cualquier imprevisto. Esta situación se debe a los descuentos al salario que se le hacen al trabajador como lo son seguridad social, fondo de ahorro para el retiro, fondo de vivienda, aguinaldo y prima de utilidades, que en suma representan 60 por ciento del salario base . De todas estas cargas, la más alta es la seguridad social, que constituye 25 por ciento del salario.

El derecho humano al trabajo no sólo se trata de encontrar o contar con un empleo, sino que este último debe de contar con las condiciones inexcusables para alcanzar una vida digna . Un salario digno consiste en una remuneración equitativa y satisfactoria que asegure al trabajador y a su familia una existencia decorosa, complementada, si es necesario, por otros medios de protección social; y a garantizar a los trabajadores su subsistencia cuando se jubilen mediante un sistema de pensiones.